''Y flotando en el aire, en el Tiempo, nuestros cuerpos y almas se aflojan y todo el Universo pasa frente a Nosotros, como una mancha que se creó de nuestra rota y quebrantada Alma. Condena de ser estar varados en un instante...''


lunes, julio 17, 2006

Carpe Noctem

"Carpe Noctem", dijo él. "Carpe Noctem?" pregunté. No respondió. Sólo esperaba que apareciera esa sombra detrás de la pared en la que estaba apoyado, esa sombra que nunca llegó. Ahí, detrás del límite que se erguía entre la acera y la casa de la que veníamos saliendo. Esa noche que sólo yo recuerdo, esa noche que nunca acabó...

Me pidió que le diera la mano, que necesitaba mi toque. Me preguntó si quería escarparme con él. No entendí si de la fiesta o de la ciudad, pero en ese momento no importó. Me dio miedo y le dije que no. Añoro ahora el instante que vino antes de mi respuesta a una pregunta meramente retórica, formulada entre la espera al amanecer y un jugueteo de manos. Con mi respuesta negativa, negativa fue su reacción... vi cómo cambiaba su cara y de pronto me volvía demasiado vano para su vista, y su mano se hizo demasiado pesada como para asir la mía. La sonrisa se borró, su confianza se deshizo... o se guardó en el bolsillo, junto con su mano...

Se alejó de la pared, o mejor dicho, se alejó de mí. Tres pasos. El primero me golpeó, el segundo dolió... el tercero... hizo la magia. Ahí se quedó, esperando (quizás) que una sombra apareciese detrás de él, esperando (quizás) entender las dos letras que rozaron mis labios... esperando (quizás) que el mundo volviese a girar...

Pensé en volver a la casa, pero me preguntarían dónde quedó él... pensé en ir a abrazarle, pero las excusas agravan la falta... pensé en mirarle en silencio, pero mi cabeza cedía al peso de mi remordimiento. Ya no me importaba que nos vieran, o que supieran cierto cualquier rumor o estupidez que hubiesen escuchado por ahí... pero no podía hacer nada. Excepto mirar la base de la maldita pared que no me miraba de vuelta, y que se negaba a tener una sombra que me recordase su figura...

Noté que ya no tenía el cigarro en mi mano... tampoco estaba en mi boca... el suelo tampoco parecía haberle acogido... le odié por haber desaparecido sin antes enseñarme el truco.

La noche se hizo más helada. No, yo percibo más el frío. Quisiera saber qué pasa con su cara... habrá vuelto a sonreir? habrán lágrimas en sus ojos? Ahí está él... tres pasos estacionado lejos de mí, viviendo después de mi estúpida respuesta... Y aquí estoy yo, un imbécil tratando de disfrutar... una noche que se niega a avanzar...


Zalhael

jueves, julio 13, 2006

El Punto

Existe un instante en la vida de toda persona, en el que no estás viviendo, pero no estás muriendo tampoco. No estás respirando, no estás pensando, no estás percibiéndote como individuo, pero tampoco desapareces ni te haces uno con el ambiente. Sabes que estás, pero no sincronizas con nadie... y no sientes a nadie más, pero sabes que están ahí, en alguna parte.
Existe un momento, y tan sólo uno, en el que tu cuerpo se mantiene desde arriba y tus piernas no soportan el peso, pero no importa, porque no hay peso que soportar...
Existe una ocasión en la cual no escuchas mucho, no sabes lo suficiente, no ves bien, no hueles nada... y sientes de todo, pero no logras entender qué es precisamente.
Existe un lapso muy breve, que parece durar demasiado, hasta que acaba. Y luego lo olvidas, porque volverás a preocuparte por el mundo y lo que sucede en él, al igual que te preocupas por lo que sucede dentro de tí...
Estás a punto de llorar.


Zalhael.

Extrañ@

Ella mira al espejo, acaba de cambiar el tono de sus mejillas y el borde de sus párpados. Mira sus razgos, pero no se ve a sí misma. Mientras pasa la brocha que según la publicidad realzará el largo de sus pestañas, inevitablente cruza la vista con la de la mujer del reflejo... Y ahí, con medio ojo ennegrecido, se recuerda cuando se veía no como sólo una mujer, sino como una persona. Cuando no sabía las diferencias, cuando no las aceptaba. Cuando se juró una y otra vez que no caería en los estereotipos, cuando quería ser diferente. Cuando se dio cuenta de que no era malo, cuando se probó una falda por primera vez. Cuando se sentía especial, cuando le gustó... De pronto, se vió nuevamente, y no se reconoció. Ya no se sentía especial, ya no era ella misma, había quebrado su palabra y se defraudó a sí misma... Ya no era quién creía ser, y no le gustó darse cuenta de que estaba frente a una extraña, una extraña que con un ojo enmascarado y el otro delineado, estaba a punto de correr el maquillaje.

Zalhael